jueves, 22 de marzo de 2012

Crueldad


¿Puede un desengaño ser tan voraz
como para deglutir los ciclos de la felicidad?
Entre los oasis y el desierto de la existencia
recorre los suburbios
lenta epifanía.
Tiene lugar en las fogatas
a orillas de un cauce contaminado
donde sólo fue prohibido el baño.
¿Puede un desengaño ser tan inoportuno
y llegar cuando las ahora partes disciernen sobre la sangre?
El charco se expande, persigue las sombras
que escapan montadas en calles.
Tras las rejas frías, tras un balcón, tras los vidrios
vierte la cara aparecida
gotas de verdad.
¿Es mi generación capaz de comprender al desengaño
como luz
y no como gritos dementes? 

Reales pavos


Sobrepeso enclaustrado en una vértebra,
en un solo pedazo de hueso maldito se cobijan
las risas de las hienas.
Comulgan el césped del jardín transparente
hostigantes cúmulos de hielo que congelarán
también los buitres de su llanto.
Por qué nadie responde a las demandas del ángel sobrio
pero, por el contrario, fustigan cada orden cedida
en voz de la pluma institucional.
Sobrepeso enclaustrado en una columna trabada
por recibir doblez, uno tras otro, doblez,
al medio
las risas transparentes,
buitres,
¡santo llanto!,
¿son esas, acaso, demandas respondidas
con plumas en la hiena? 

Plegaria



Mis pulmones se tuestan
mis alvéolos son carne.

El cañón ha venido a disparar en sentido retaguardia
introyectando las sombras y

desperdiciando
la luz.  

Ella yace al lado, reducida a cenizas blancas.
La ebullición del suelo gira indisimulable.

Miles de varas asesinas están dispersas en el inmueble.
Ahora la soledad creció hasta donde la has visto.

Sorpresivas estelas de deshonra
inundan los crueles lauros.

Gracias a mis santos,
todo concluirá sin extensa agonía. 

Caída



Aún ahora, la mañana en los vidrios cerrados,
la luna sigue observando con crueldad
el canje de los días al escuadrón de ladrones.

Sólo no puedo con tanta basura en mi alma,
basura que no se de donde ha venido, cómo ha entrado
o cuándo se irá.

Pensé terminado este proceso de roces que no deseamos,
artimañas del Señor para desbaratar la nuca.
Todo es desidia y encierro.

Quien no quiera estar en los vericuetos del mundo a pedazos
deberá resguardarse en camas sin hacer, en colchones
destripados por vino blanco.

Porque todo se ha vuelto tolerable
menos la agonía
de quien asume responsabilidad frente al ciclo de la destrucción

Nadie en la casa detesta saber el escritorio poblado de abortos. 
Y tiemblo,
sin saber hasta dónde. 

Andar


Quizas la suerte se adelante maldiciendo
al aventurero.

La vida de los pecados cometidos
no contempla los dolos de esta noche.

Y repetir las jugadas en público puede
arruinar el privado desahucio.

Quizás todo este programado para que los buenos
nunca triunfen.

Para que los fondos de este callejón
desnuden lo que en realidad vinimos a hacer.

Contraproducente es el desnudo
de la mentira.

Mentira es la satisfacción
de haber encontrado el sendero.

El Sendero es la tumba.  

Ver


Potencia
prolífico
pobre
perdedor
pendenciero.
-Perdón. 

Base


Veces incontables se repite el eco
de mis sueños mientras una cucaracha
se atraviesa en la mesada de este brazo.

No puedo reconocer en realidad cuál bicho es.
Pero siempre las cucarachas están asociadas al recuerdo.
Al tumulto maldito de recaer..

Los sueños se han disuelto. Solo queda por delante la mercancía.
Los turnos yacen sobre la mesa para mañana.

Mañana ya es con la descompostura del vuelo.
Ayer no ha enseñado nada. 

Fuego libre


Conducir significa responder por la vida de.
El desvelo mantiene relaciones carnales con las cabezas de un referente.

La ignorancia gana en un acopio ideológico
De rosas sin marchitar durante años

En la puerta de un libro encontré
balas en vez de flores.

Resulta que el calibre veintidós milímetros no se resquebraja
con el paso de los años y los papeles amarillos.

En la alacena de un color pude hallar
virtudes del inescrupuloso, que pensaba teñidas de blanco.

Esquina de la estación Chacarita y los paredones
conforman un muro de rieles trashumantes.

Armo un deshueso de papeles,
diario, ilustración, gramaje de la carne.

Conducir significa responder por la muerte de
un color
que se ha marchitado sin florecer las balas. 

Comodoro Rivadavia



Hay dibujos que aún no han dejado la pared,
Aunque los vecinos niegan una y otra vez haberlos visto.

Aquí nadie ve nada, debería haber optado por una ciudad más alejada del mar.
Cuando las olas crecen con la lluvia, toda la costanera se inunda.

Desde la ventana del living puedo ver la espuma salada
blanca sobre el gris del asfalto.

Los callejones de la vieja escuela estatal donde jugamos fútbol
se llenan de agua, las personas corren a sacar los autos.

El atlántico amenaza con tragarse cualquier cosa más chica que un Renault 9.
Pasan osadas camionetas.

El monumento al General San Martín quedará sumergido dentro de prontos minutos.
Mientras, los placeros corren dos cuadras atrás, donde nunca llega la marca de Poseidón.

Sus pies de bronce ya son parte del mundo acuático.
La tormenta se extingue. Deseo una muerte mártir.

A los próceres no se los lleva la corriente.
Me pongo el guardapolvo

y mi padre, con su uniforme verde oliva,
los escudos de tanques, las botas de desierto,

me lleva hasta la escuela, me besa en la frente.
Apenas son las ocho de la mañana.



Grato


El vuelo que no es en el aire se remoja
los pies en esta cadencia de tierra seca
en tanto y en cuanto lo invitemos a descender.

¡Despiértate joven porque eres retoño para pudrir la cama!
¡Pierde la persecución de la anestesia y vive para narrar!

Estridentes los tropeles del recuerdo sofocan
de vez en cuando las circunstancias
no ayudan, no dejan claudicar en paz.

¡Desperézate amigo tembloroso por los sedantes!
¡Nace, que todos queremos verte florecer!

Embeber a los errores en crisol de nuevas oportunidades
toca en este turno de media noche de guardia de hospital.
Ningún punto de partida podría ser mejor.

¡Por favor! ¡No dejes de escuchar!
El vuelo que no es en el aire se remoja
en tanto y en cuanto tu ayudes
sofocando a estas putas circunstancias.

                                                                  Sala de espera, terapia intensiva, Buenos Aires, octubre 2011

Ingrato


Sintaxis de un insulto precedido por los brazos
seguido por los pelos y finiquitado
con tu miembro.

A las clases todas se dispara desde la esquina
premio de latex saborizado, focos iguales
amarillentos.

Señor fornica a un ultimado con conciencia de mosquito
tantos nombres de finados en la puerta
de este baño

Motorizan los escalofríos de la sangre
en mi mierda de reconocer que he venido
a soportar.

Desearía estar cerca de mi madre
para que los dolores en mis sueños
no la lleven también.

Y no es casual, llegan aquí tan tortuosos
pensamientos
porque

Una carta enterome acerca de aquel joven compañero.
Ingrato,
era su pseudónimo.

Hábil con las manos
y con las mujeres
pasó

Sus últimos días con la luz de Belgrano
filtrándose
por las persianas bajas, postrado en una cama.

¿Qué persona es tan egoísta
como para dejar que su familia
limpie la mierda de la bolsa en donde caga y mea?

¿Qué persona no procura comprar un arma
antes de reducir su movilidad a un estornudo
para pagar el precio de los buenos tiempos?

miércoles, 21 de marzo de 2012

Dijo


Mi amor, que ya no es.
Puedes practicar con esta lluvia
las cosas que dijiste no sabrías hacer
para olvidarme.

Mi amor, que ya
fue, el momento vaticinado por tu paranoia
vive bajo esta primera noche de otoño.
Disfrutalo, porque acabará en una semana.

Mi amor, que volverás
te pido esperes lo suficiente.
Para que esta insulsa faceta adolescente
que ni los mayores pueden esquivar

desaparezca
Junto con tu antigua persona.
Porque evidente en el zaguán el cambio
te traerá de placer.

Mi amor, no demores
hasta el invierno, pues los seres humanos
buscamos cobija fácil
aún cuando nos cueste hijos, muerte, vida, relojes
y versos.